Virgen María

Mes de María

Durante todo el año, pero de un modo especial cuando llega el mes de mayo, cuando se desborda la naturaleza en nuestros campos, los cristianos queremos presentar a la Virgen, Madre de Dios y madre nuestra, el aroma de nuestro amor y nuestras palabras de cariño, ofreciéndole cada día las flores de nuestro corazón. Esto lo queremos hacer en  el mes de mayo, que desde antiguo se llama y es “el mes de María”.

Ella vivía mirando a Jesucristo y tenía en cuenta cada una de sus palabras: “Guardaba todas estas cosas en su corazón” (Lc 2, 19). Los recuerdos de Jesús impresos en su alma la acompañaron en todo momento, llevándola a recorrer con el pensamiento los distintos episodios de su vida junto a su Hijo. También nosotros podemos meditar el Evangelio, de la mano y con la ayuda de María. Son aquellos recuerdos suyos los que constituyen los “misterios” del rosario.

Ahora, entre los cantos de alegría de la Jerusalén celestial, permanecen intactos los motivos de su acción de gracias y de su alabanza. Ellos inspiran su materna solicitud por la Iglesia peregrina en la que continúa desarrollando su papel de evangelizadora. María propone continuamente a los creyentes los “misterios” de su Hijo con el deseo de que sean contemplados y puedan derramar toda su fuerza salvadora. Cuando la familia cristiana o la comunidad rezan el Rosario están en sinfonía con el recuerdo y la mirada de María, cuyo objetivo no es otro que Jesucristo, el Señor.

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