¿Qué son?
Las Unidades Pastorales son comunidades parroquiales con cierta homogeneidad que, en signo de comunión, permiten realizar una pastoral de misión con pluralidad y diversidad de ministerios, carismas, vocaciones y funciones, encomendadas por el obispo a un presbítero o a un equipo de presbíteros, capaces de fomentar fraternidades sacerdotales y equipos de vida apostólicos.
Pueden adoptar diferentes formas: una agrupación de parroquias rurales de las mismas dimensiones; una agrupación de parroquias rurales en torno a otra de mayor consistencia, o una agrupación de parroquias urbanas allí donde los límites han sido desdibujados por la cercanía geográfica de las mismas.
Pero lo importante de las unidades pastorales no es el qué, sino el para qué.
Surgen de la Carta Pastoral conjunta de los obispos de las diócesis aragonesas denominada «Iglesia en misión al servicio de nuestro pueblo de Aragón», la cual, a su vez, es una respuesta a la llamada del Papa Francisco a pasar de un modelo de “mera administración” a uno nuevo de “estado permanente de misión”:
“Espero y deseo que todas las comunidades procuren poner todos los medios necesarios para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera, que no puede dejar las cosas como están. Ya no nos sirve una “simple administración”. Costituyámonos en todas las regiones de la tierra en un “estado permanente de misión” (Papa Francisco, Evangelii gaudium, 25).
En este sentido, esta forma de organización pastoral busca formar comunidades cristianas vivas, fraternas, orgánicas, corresponsables y evangelizadoras, que vivan de un modo más generoso la exigencia de comunión. Es decir, que cada uno de sus miembros, desde sus respectivas vocaciones y ministerios, ponga todo lo que tiene al servicio de la única misión de la iglesia: el anuncio de salvación en Jesucristo.
Por lo tanto, no son una respuesta a la escasez de sacerdotes, sino una llamada a la comunión y la misión en la sociedad aragonesa.
¿Qué dicen nuestros obispos sobre las unidades pastorales?
Comunión. Centradas en la escucha de la Palabra, la celebración de la eucaristía y el amor fraterno, fomentan la acción pastoral de conjunto y la apertura.
Misión. Lleva el testimonio del Evangelio al ambiente social en el que se inserta para transformarlo, de acuerdo con el mensaje de Evangelii Gaudium.
Fraternidad. Propicia el trabajo fraterno entre sacerdotes, consagrados y laicos en un clima de acogida mutua y de confianza, en gratuidad y pobreza evangélica.
Vocaciones. Se preocupa por suscitar vocaciones en las comunidades cristianas al sacerdocio, la vida consagrada, la vida familiar y el laicado comprometido.