El tercer domingo de adviento, tradicionalmente llamado «gaudete», la Palabra de Dios nos invita con insistencia a alegrarnos y a considerar dónde está la fuente de nuestra alegría. Tanto el profeta Sofonías como Pablo en su carta a los cristianos de Filipos subrayan que la alegría procede de la experiencia de la presencia de Dios: «El Señor, tu Dios, está en medio de ti», «el Señor está cerca». Esta proximidad significa liberación, reconciliación, vida en paz y sin miedo. En momentos difíciles como los que atravesamos hoy, hacer memoria de esos espacios interiores que han actuado como lugares de gracia puede ayudarnos a alentar la expectación ante futuros nuevos y posibles, tejidos de gozo.
Juan Bautista nos recuerda que esta alegría no es fácil, sino que sale del movimiento de conversión hacia lo esencial, ese cambio que se aloja en el núcleo de su predicación. Cuando la gente se acerca al profeta para saber cómo preparar los caminos al Señor, el Bautista propone dos estrategias: la determinación concreta y el discernimiento.
Juan ayuda a sus oyentes a hacer un rastreo exhaustivo de su propio presente para no dejarse engañar por propuestas abstractas y estériles. Junto a las masas de pobres, encontramos a dos grupos despreciados: los publicanos y los soldados. Curiosamente, Juan no les propone que abandonen su vida y se marchen al desierto en busca de la pureza, sino que cambien su manera de vivir lo que son, que se giren hacia lo esencial habitando lo cotidiano de una forma nueva.
Preparar el camino al Señor pasa entonces por acciones tan aparentemente banales como repartir la comida y el vestido, es decir, abrir el corazón a las necesidades básicas de los demás estando dispuestos a ayudarles, no con lo que nos sobra, sino con lo que nosotros mismos necesitamos. No actuar en beneficio propio, no aprovecharse de ciertas posiciones ventajosas, frenar la espiral de la violencia allí donde es posible… Las indicaciones de Juan Bautista son tan concretas que nos siguen apuntando hoy a nosotros, tanto como a las gentes del siglo I.