Un cristiano practica la moral del Samaritano, el cual ayuda con lo que tiene a mano: tiempo, vino, cabalgadura y dinero, aun con cierto riesgo para su vida; se alegra con la manifestación de Dios hecha por Jesús en la parábola del Hijo Pródigo, de un Dios que ama al hijo alejado, lo espera, se lo come e besos cuando vuelve a casa, le viste, le calza, le devuelve la dignidad y la categoría de hijo, y celebra una gran fiesta por la vuelta del que se alejó de la casa paterna; reza muchas veces el Padrenuestro (“hágase tu voluntad…”) para ponerse en las manos de Dios; y finalmente, el cristiano tiene por Dios al Padre del Hijo Pródigo, por código moral al Samaritano y su oración es el Padrenuestro.
— Cristo —
El Cristiano
mayo 27, 2022