Pascua

El Tiempo Pascual

Jesús resucitado es el objetivo de nuestras miradas cada uno de los cincuenta días del tiempo de Pascua que va desde la Vigilia Pascual hasta el domingo de Pentecostés. Durante este tiempo miraremos a Jesús, lo admiraremos, sentiremos la alegría de ser sus seguidores, renovaremos la fe que tenemos en él y el convencimiento de que en él tenemos la vida, entenderemos mejor el sentido de su amor fiel hasta la muerte y nos sentiremos llamados a vivir como él.

El gozo de Pascua nos hace mirar la vida con otros ojos, pues la humanidad ha sido transformada por Jesús. Con su resurrección ha comenzado una nueva creación que consiste en que el pecado, el mal y la muerte han sido vencidos, y en que la humanidad ha entrado en la vida nueva de Dios. Por eso, el camino de los hombres en este mundo lleva a una vida para siempre, la que Jesús ya ha conseguido. Esta vida renovada es obra del Espíritu. Para los apóstoles, la experiencia de Jesús resucitado consiste en recibir un Espíritu nuevo que los transforma, les hace vivir lo mismo que Jesús y les hace sentirse continuadores de su obra. El mismo día de Pascua, Jesús se hace presente en medio de ellos y les da el Espíritu; y, desde aquel momento, se sienten enviados a continuar lo que Él ha hecho.

Todo esto lo vivimos en la comunidad de los creyentes, en la Iglesia, que es el lugar donde nos encontramos con Jesús resucitado, donde experimentamos su Espíritu que nos mueve y nos da vida, donde lo vivimos a través de los sacramentos y donde sentimos la llamada a ser testigos de esta Buena Noticia a través de nuestra manera de vivir y también a través de nuestra palabra. Y no podemos olvidar que el Espíritu Santo está, no solo en la Iglesia, sino también en el corazón del mundo y que suscita en todas partes semillas del Reino de Dios.

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