El 2 de febrero es siempre un día marcado en rojo en el calendario eclesial, un día especial para pararse a valorar y agradecer el don de la vida consagrada tal y como el Espíritu la va suscitando en la Iglesia de cada tiempo.
Con el lema, este año: “Caminamos en esperanza”, nuestros obispos acaban su mensaje de este año diciendo:
“En el espejo de Simeón y Ana se mira hoy toda la vida consagrada, consciente del momento que vive y alentada por el deseo de sumarse al compás sinodal de la Iglesia «caminando en esperanza». Ellos supieron sembrar con paciencia y recoger con gratitud, servir calladamente y cantar de júbilo, esperar a que el Mesías se abriera camino hasta ellos y caminar compartiendo con todos la esperanza del Señor.
Reconociendo en su figura el rostro de tantos consagrados y consagradas que caminan sinodalmente en esperanza, demos gracias a Dios por la luz que nos llega a través de su vocación entregada y elevemos nuestra oración por la humanidad sufriente, para que llegue el día en que los ojos de todos contemplen a su Salvador”
Nosotros, en especial, daremos gracias a Dios por la comunidad de Hermanas Mercedarias de nuestro pueblo, y pediremos al Señor que les siga ayudando en su tarea formativa, evangelizadora y de testimonio callado.