La Iglesia celebró el domingo 26 de mayo, solemnidad de la Santísima Trinidad, la Jornada Pro Orantibus, que este año lleva por lema, «Contemplando tu rostro, aprendemos a decir:
“¡Hágase tu voluntad!”
El mensaje de los obispos para esta Jornada nos dice que la celebración litúrgica de la solemnidad de la Santísima Trinidad “nos ofrece la ocasión de recordar con gratitud en nuestra oración a aquellos que se han consagrado enteramente a vivir a la luz del misterio eterno. Ellos y ellas son «los que rezan»” porque han hecho de la actitud orante regla y medida de todas las cosas: las internas y las externas, las personales y las comunes, las decisivas y las pasajeras, las del corazón y las del mundo”.
Los obispos concluyen su mensaje con una invitación a entrar “en el misterio a través de la contemplación obediente o de la obediencia contemplativa”. Y hagámoslo de la mano de «los que rezan», tantos hombres y mujeres que, a lo largo de los siglos y a lo ancho del mundo, han entregado su vida a esta vocación orante de entrega radical. En su existencia transfigurada a la luz del Resucitado hallamos —hoy y siempre— un motivo esperanzado de acción de gracias y un vivo aguijón que nos espolea hacia una obediencia cada vez mayor en la propia vivencia de la fe”.
En este día pedimos al Señor por la comunidad de las Clarisas del Monasterio de san Jorge de Tauste y la comunidad de los monjes del Monasterio de la Oliva, que visitábamos la semana pasada.