Oración

Necesidad de Oración

Somos creyentes, pero a veces no es fácil saber si estamos en lo cierto, porque es complicado definir a ciencia cierta quién es un creyente. Seguramente tiene razón un sabio teólogo cuando a este respecto dice: “quién soy yo, solo Tú lo sabes, Señor”. Pero hay señales que nos permiten tomar conciencia de quiénes somos. La oración es la más fiable. En este terreno los cristianos mayores hemos evolucionado mucho.

Después del Concilio Vaticano II la oración pasó por una seria crisis. En primer lugar abandonamos un poco alegremente muchas formas de oración que se concretaban en repetir mecánicamente rezos y devociones, pero no las sustituimos por otras más adaptadas que los movimientos de reforma iban descubriendo. Hubo quienes justificaron el abandono de la oración con la falsa convicción de que toda la vida es oración y de que la fe se realiza exclusivamente en el compromiso social.

Pero la falta de oración despertó en muchas comunidades su necesidad e iniciativas para remediarla. Algunos incluso buscaron fuera del cristianismo formas y métodos para ello. Pero ya hace muchos años que los cristianos tenemos conciencia de la necesidad de orar y, aunque tenemos dificultades para responder a esa necesidad, hemos empezado a orar personal y comunitariamente: y vemos la oración como una condición indispensable, hasta el punto de que creemos que las comunidades y grupos cristianos han de ser escuela de oración para sus miembros.

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