El 12 de mayo de 2021 celebramos la fiesta de Pentecostés. Con ella concluimos este tiempo largo de la celebración de la Pascua.
Las personas alargamos nuestras celebraciones cuando son importantes para nosotros. Para un cristiano, celebrar a Cristo resucitado es el acontecimiento trascendental de nuestra fe. Pero cuando acabamos una celebración debemos retomar la vida con una fuerza y una vitalidad nueva. Esto es lo que ocurre con nuestra vida cristiana. Hemos tenido la fuerza celebrativa y de vida de la Pascua, ahora, como personas adultas, debemos hacer vida cotidiana lo que hemos vivido y celebrado. Para poder realizarlo, el Señor, nos manda su fuerza, su Espíritu, y como aquellos discípulos el día de Pentecostés, nos transforma para dar testimonio de nuestra fe en nuestra sociedad. Todos los cristianos, en el Bautismo, recibimos la fuerza del Espíritu, para ser otros “cristos”, por eso nos ungen con el Crisma. Y cuando llegamos a nuestra vida más adulta, esta fuerza, que nuestros padres y padrinos quedaron como garantes en aquel momento de infancia, ahora queremos ratificar y sentirnos de nuevo ungidos con el Crisma, para ser más “cristos”, más testigos de la persono de Jesús.
Este es el sentido de la celebración del Sacramento de la Confirmación que estos grupos de jóvenes de nuestra Unidad Pastoral reciben este sábado y domingo y el próximo. Este domingo 23 será nuestro arzobispo D. Carlos Escribano quien confiera el sacramento de la Confirmación a los que se confirmarán en Santa Anastasia, a las 11 de la mañana y en la Iglesia de El Salvador a las 12. Las otras confirmaciones las hará nuestro vicario episcopal, Sergio Alentorán. Agradecemos a nuestro arzobispo el esfuerzo para poder visitar por primera vez nuestra Unidad Pastoral.