Pastoral

Programa Pastoral Diocesana 2018-2019

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Queridos diocesanos:

1.- En continuidad con el Plan Diocesano de Pastoral 2015-2020. La Programación Pastoral del curso 2018-2019 es avance y desarrollo del Plan Diocesano de Pastoral 2015-2020, que tiene como lema: Id y anunciad el Evangelio (Mc 16, 15). El Plan es un instrumento al servicio de la evangelización y entraña una programación de la acción pastoral para toda la Diócesis. El Plan es más amplio, más genérico y más largo en el tiempo. La Programación es más corta, más concreta y es para un curso pastoral. La Programación Pastoral explicita y desarrolla algunas de las necesidades
pastorales y marca unos objetivos determinados con sus correspondientes acciones y organismos responsables de realizarlas.

2.- La Programación Pastoral de este curso 2018-2019 se inscribe en la necesidad pastoral de la renovación personal y comunitaria y en la respuesta eclesial prioritaria de revitalizar las comunidades cristianas. El lema es: Comunidades vivas y activas. Revitalizar significa dar más fuerza y vitalidad a algo. En nuestro caso, se trata de promover una mayor renovación personal y comunitaria en nuestra Diócesis de Zaragoza. El Espíritu Santo, “con la fuerza del Evangelio rejuvenece la Iglesia, la renueva incesantemente y la conduce a la unión consumada con su Esposo” (LG, 4). “El Espíritu es la fuerza que transforma el corazón de la comunidad eclesial para que sea en el mundo testigo del amor del Padre, que quiere hacer de la humanidad, en su Hijo, una sola familia” (DCE, 19).

Como se dice en la presentación del contenido y sentido de los objetivos, la
revitalización de las comunidades cristianas exige ponernos todos en estado de conversión; supone vivir en clave de alegría cristiana; y vivir “la llamada a la santidad, procurando encarnarla en el contexto actual, con sus riesgos, desafíos y oportunidades. Porque a cada uno de nosotros el Señor nos eligió ‘para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor’ (Ef 1, 4)” (GE, 1).

La revitalización, según se indicaba en las respuestas al cuestionario para elaborar el Plan Diocesano de Pastoral y se repite en la presente Programación, hay que hacerla desde cinco claves: desde el corazón del Evangelio; desde la misión y el servicio; desde la comunión; desde el estilo de Jesús; desde la formación de los laicos y de todos los agentes de pastoral.

Focos principales de la Programación. Entre los focos principales de la
Programación de este curso 2018-2019, debemos fijarnos preferentemente, aunque no de manera exclusiva, en: las parroquias; los laicos; la aplicación del Directorio de Catequesis para la Iniciación Cristiana; los jóvenes.

  • La parroquia. Según nos propone el Papa Francisco en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium (número 28), “tiene que estar en contacto con los hogares y con la vida del pueblo, y no puede convertirse en una prolija estructura separada de la gente o en un grupo de selectos que se miran a sí mismos”. La parroquia es
    “la misma Iglesia que vive entre las casas de sus hijos y de sus hijas” (Juan Pablo II).
    “La parroquia es presencia eclesial en el territorio, ámbito de la escucha de la Palabra, del crecimiento de la vida cristiana, del diálogo, del anuncio, de la caridad generosa, de la adoración y celebración”. La parroquia, decía Juan XXIII, es como la fuente del pueblo a la que todos van a beber para seguir caminando (cfr. Evangelii Gaudium, 28).
  • Los laicos. El Papa Francisco en la citada exhortación apostólica Evangelii Gaudium (número 102) presenta el laicado como uno de los desafíos eclesiales. Merece la pena leer despacio este número. Dice el Papa: “Los laicos son simplemente la inmensa mayoría del Pueblo de Dios. A su servicio está la minoría de los ministros ordenados. Ha crecido la conciencia de la identidad y la misión del laico en la Iglesia.
    Se cuenta con un numeroso laicado, aunque no suficiente, con arraigado sentido de comunidad y una gran fidelidad en el compromiso de la caridad, la catequesis y la celebración de la fe. Pero la toma de conciencia de esta responsabilidad laical que
    nace del Bautismo y de la Confirmación no se manifiesta de la misma manera en todas partes. En algunos casos porque no se formaron para asumir responsabilidades importantes, en otros por no encontrar espacio en sus Iglesias particulares para poder expresarse y actuar, a raíz de un excesivo clericalismo que los mantiene al margen de
    las decisiones. Si bien se percibe una mayor participación de muchos en los ministerios laicales, este compromiso no se refleja en la penetración de los valores cristianos en el mundo social, político y económico. Se limitan muchas veces a las tareas intraeclesiales
    sin un compromiso real por la aplicación del Evangelio a la transformación de la sociedad. La formación de laicos y la evangelización de los grupos profesionales e intelectuales constituyen un desafío pastoral importante” (EG, 102).
  • La aplicación del Directorio de Catequesis para la Iniciación Cristiana. En la actual situación social, cultural y eclesial, y conscientes de que la evangelización es una realidad rica, compleja y dinámica, que comprende momentos esenciales y diferentes entre sí (cfr. DGC, 63), la necesidad de una nueva Evangelización requiere una decidida y
    valiente renovación de la pastoral de la Iniciación Cristiana, que es vital en toda la Iglesia particular (DGC, 91), para así poder afrontar los retos de los cristianos de hoy y para dar respuesta coherente a la pluralidad de situaciones presentes en nuestras comunidades eclesiales, necesitadas de una revitalización. Tenemos que hacer
    una buena recepción eclesial y una fiel aplicación del nuevo Directorio para la Catequesis de la Iniciación Cristiana, para que dé los frutos deseados en la renovación de nuestra Diócesis.
  • Los jóvenes. El Sínodo de los Obispos, que se celebrará en Roma en el mes de octubre de 2018, tratará sobre los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional. Va a ser una oportunidad para revitalizar nuestra pastoral juvenil y vocacional. Trabajemos el documento presinodal elaborado por los jóvenes; tengamos presente el Instrumentum laboris, que se estructura en torno a estos tres momentos: “reconocer”, “interpretar” y “elegir”. Estemos muy atentos a las orientaciones de la posterior exhortación postsinodal del Papa Francisco.

4.- Conocimiento y aplicación por parte de todos en un clima de sinodalidad.“La mística de vivir juntos”. Todos los diocesanos, sacerdotes, miembros de vida consagrada y fieles laicos debemos conocer, recibir y aplicar la Programación Pastoral 2018-2019, en señal de comunión, sinodalidad y corresponsabilidad. En el mundo de hoy, con tantas posibilidades de comunicación, “sentimos el desafío de descubrir y transmitir la mística de vivir juntos, de encontrarnos, de apoyarnos, de participar de esa marea algo caótica que puede convertirse en una verdadera experiencia de fraternidad, en una caravana solidaria, en una santa peregrinación. De este modo las mayores posibilidades de comunicación se traducirán en más posibilidades de encuentro y de solidaridad entre todos” (EG, 87

5.- Bajo el signo de la esperanza. Vivamos el curso 2018-2019 con fidelidad al Señor y esperanza en Dios. No estamos solos ni caminamos solos. El Señor nos acompaña en el camino como a los discípulos de Emaús (cfr. Lc 24, 15).
Imploramos la poderosa intercesión de Nuestra Señora la Virgen del Pilar, madre y estrella de Evangelización.

Mons. Vicente Jiménez Zamora
Arzobispo Metropolitano de Zaragoza

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