Catequesis

Catequesis al servicio de la iniciación cristiana

La dinámica de la historia nos abre a una nueva etapa en lo cultural, social, económico y religioso. La novedad de este tiempo se torna en desafío para la comunidad cristiana y para la acción evangelizadora. Este signo de los tiempos parece lanzarnos una pregunta a la que debemos dar respuesta desde un adecuado discernimiento pastoral y espiritual: ¿qué nos está pidiendo Dios en este momento?

Conocemos las dificultades crecientes para engendrar y educar en la fe a las nuevas generaciones. En el momento presente, la cuestión fundamental para la comunidad eclesial es cómo se hace hoy un cristiano. La iniciación cristiana es para hacer cristianos, porque “uno no nace cristiano, sino que (tiene que) hacerse cristiano” (Tertuliano). El cristiano “se hace”, es decir, tiene que llegar a serlo, lo que implica todo un proceso personal y comunitario que une, la iniciativa de Dios que llama y ofrece, con la apropiación de la persona, que acepta y se deja transformar.

La respuesta no es sencilla. Engendrar y modelar en la fe hoy puede resultar difícil, pero es posible y necesario iniciar a la fe. La iniciación cristiana es la expresión más significativa de la misión de la Iglesia y de su dimensión maternal, al engendrar a la vida a los hijos de Dios. Esta mediación maternal de la Iglesia se lleva a cabo en la Iglesia particular, sujeto de la iniciación cristiana. (Directorio de la IC, 32).

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