El domingo 5 de junio de 2022, fiesta de Pentecostés, es el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar.
Con el lema: “Sigamos construyendo juntos, el Espíritu nos necesita”, el mensaje de los obispos nos recuerda «el papel fundamental que tiene el laicado en la corresponsabilidad eclesial y en la misión evangelizadora, junto con los pastores y la Vida Consagrada».
Su mensaje gira en torno al Sínodo, donde, el Espíritu tiene un papel fundamental: “El proceso sinodal está siendo para nuestra Iglesia que peregrina en España un tiempo de gracia, un kairos, una oportunidad para crecer en comunión, participación y misión. Aunque hemos llegado al final de esta primera etapa sinodal, no podemos olvidar que la sinodalidad expresa la naturaleza de la Iglesia, es su dimensión constitutiva. No nos referimos a algo accidental, secundario, sino al ADN de la Iglesia, porque tiene su fundamento en el misterio de comunión, en la Trinidad… Sigamos construyendo juntos. Sigamos creyendo que los sueños se construyen juntos, desde la fraternidad, la comunión eclesial. La sinodalidad consiste en ir creando un “nosotros” eclesial compartido, es decir, que todos sintamos como propia la biografía de la Iglesia…. Los fieles laicos no están en la Iglesia para pedir a los párrocos o a los obispos que les atribuyan funciones. No se trata de ejercer un poder o de ocupar espacios en las estructuras eclesiásticas, sino que la participación de los laicos en la vida y misión de la Iglesia brota del sacramento del bautismo, desde donde descubren su vocación a ser misión, enviados, sin olvidar que, como afirma el Concilio Vaticano II, lo propio y peculiar de los laicos es su compromiso en el mundo. «Se trata de descubrir cada vez más la igualdad fundamental de todos los bautizados y de estimular a todos los fieles a participar activamente en el camino y la misión de la Iglesia»… La invitación del sínodo eclesial nos abre a horizontes nuevos, a redescubrir la fraternidad universal, a caminar juntos, a ir construyendo una Iglesia en diálogo con la sociedad contemporánea, especialmente con los más pobres y sufrientes…. El Espíritu Santo nos necesita. Es muy importante que no olvidemos que el proceso sinodal es ante todo un proceso espiritual y está orientado al discernimiento. Se trata de preguntarnos cada uno y juntos, en comunidad o en grupos, hacia dónde nos quiere llevar el Espíritu Santo en estos momentos actuales de la historia. Por eso no hay sinodalidad si no hay discernimiento espiritual, si no nos abrimos al Espíritu Santo que nos lleva a pasar de la sombra al asombro, a la novedad, a creernos que otro modo de ser Iglesia es posible e incluso necesario… Deseamos que este Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar, a la luz del proceso sinodal y del Congreso de Laicos, sirva de estímulo para abrirnos a la novedad del Espíritu Santo que nos llama a la comunión, participación y misión”.