Los días 14, 15 y 16 de febrero de 2020, se celebró en Madrid, el Congreso Nacional de Laicos con el lema “Pueblo de Dios en Salida”.
A pesar del parón de la pandemia, se ha seguido trabajando en el porscocgreso, como nos decía nuestro Arzobispo de Zaragoza, como responsable de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida, en la guía de trabajo del poscongreso: “Desde el inicio, se diseñó este Congreso no como un evento que se celebrase en un fin de semana, sino como un proceso que moviese a la comunión y a la dinamización de la pastoral con el laicado en España. Este proceso contaba con tres partes: el precongreso, el congreso y el poscongreso. Celebradas las dos primeras, con notable éxito a mi modesto entender, es necesario llevar adelante la tercera, con vistas a desarrollar importantes aspectos pastorales en los próximos años.
Palabras como sinodalidad o discernimiento se van asentando en nuestro modo de trabajar, y aunque la concreción práctica de lo que estas significan en ocasiones nos cuesta descubrirla, sin embrago deben convertirse en jalones necesarios que nos deben ayudar para trabajar en comunión, descubriendo la misión de los laicos en el mundo y en la Iglesia de hoy y, a la vez, discernir la presencia y la acción del Espíritu que siempre nos antecede”.
El trabajo que estamos realizando en la preparación del Sínodo de los Obispos de 2023 y las líneas que salieron del Congreso, son las líneas que están diseñando nuestro próximo Plan Pastoral VITA. De ello comenzaremos a oír a partir de ahora.