El Rosario consiste en una recitación en la que “la mente corresponda a la voz” (Pablo VI). En ella se combina la repetición rítmica y pausada del Padrenuestro y del Avemaría con la meditación, sobre el trasfondo de las escenas evangélicas, de la presencia del Misterio de Cristo Salvador en nuestras vidas.
El rezo del Santo Rosario, sintiéndonos “en presencia de Dios, de Jesús y de María”, nos purifica el alma y el subconsciente, sobre todo en este mes de Mayo, el mes de María.