Celebración

Epifanía del Señor

El 6 de enero celebramos la fiesta de la Epifanía del Señor.

Desde su nacimiento, el Señor se dejó ver y se mostró a los pobres y sencillos: a María y José, a los pastores, que eran casi unos marginados, al anciano Simeón y a la profetisa Ana, personas venerables de la tercera edad y fuertes en esa fe que sabe discernir dónde se revela Dios.

Con esta antiquísima fiesta de la Epifanía (de mitad del siglo IV) los cristianos celebramos que el Señor se manifestó a todas las naciones, no sólo a la judía, pues los Magos eran paganos de países lejanos en busca de la Verdad. Esta apertura  universal ya estaba profetizada en el Antiguo Testamento (en Isaías 60, 1-6) y quedó corroborada en Efesios (3, 2-3 y 5-6), pues “también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la promesa de Jesucristo, por el Evangelio”.

Los Magos eran personas poderosas, con gran formación y con muchos bienes y recursos. Encontraron a Dios porque no estaban esclavizados ni atados a sus riquezas, pues supieron ponerlas a los pies del Señor, a diferencia de Herodes, apegado al poder aun a costa de cometer crímenes. Todos podemos descubrir la estrella (la de la fe), sentirla en nuestro corazón, ‘ver’ al Dios con nosotros y llenarnos de inmensa alegría. Para ello es preciso –como dice Jesús- tener un corazón limpio, o sea, un corazón honrado, noble, recto, sincero, casto y sencillo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *