Virgen María

Inmaculada Concepción

Con este título mariano, el pueblo cristiano celebra con gozo el misterio que María protagonizó por la gracia de Dios: el de no tener pecado original en el primer instante de su ser, ni pecado alguno en todo el curso de su vida mortal.

El Dios todopoderoso juntó en ella virginidad y maternidad; y también gracia y libertad. María reúne en si toda la belleza espiritual imaginable en el ser humano y anuncia, como un signo profético, la salvación que la misericordia divina realiza por Jesucristo en favor de toda la humanidad.

María es un anuncio de las maravillas que su Hijo obrará con su pueblo. Dios la preparó, toda llena de gracia y de plenitud, para ser madre de su Hijo primeramente y después madre de la Iglesia.

La Inmaculada Concepción de María nos confirma la posibilidad de una humanidad con esperanza, de una humanidad transformada y purificada de todo egoísmo.

La presencia de María Inmaculada en la Historia y su SI pleno y abierto a las propuestas del Señor iluminan toda nuestra vida y nos devuelven la esperanza.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *