El día 25 de julio de 2023 un numeroso grupo de jóvenes de nuestra diócesis (entorno a 500, 12 de ellos de nuestra parroquia), partieron hacia tierras portuguesas para encontrarse con miles de jóvenes de todo el mundo convocados entorno a la figura del Papa.
El lema de este año ha sido: «María se levantó y partió sin demora» (Lc 1,39) María, después de la anunciación, hubiera podido concentrarse en sí misma, en las preocupaciones y temores debidos a su nueva condición. Pero no; ella confió plenamente en Dios. Pensaba más bien en su prima Isabel. Se levantó y salió a la luz del sol, donde hay vida y movimiento. Aunque el impactante anuncio del ángel haya provocado un “terremoto” en sus planes, la joven no se dejó paralizar, porque en ella estaba Jesús, el poder de la resurrección. Dentro de ella ya estaba el Dios crucificado, pero siempre vivo. Se levantó y se puso en marcha, porque estaba segura de que los planes de Dios eran el mejor proyecto posible para su vida. María se convirtió en el templo de Dios, imagen de la Iglesia en camino, la Iglesia que sale y se pone al servicio, la Iglesia portadora de la Buena Noticia.
El Papa en su mensaje anima a los peregrinos diciendo: “Queridos jóvenes, es hora de volver a emprender sin demora el camino de los encuentros concretos, de una verdadera acogida de los que son diferentes a nosotros, como ocurrió entre la joven María y la anciana Isabel. Sólo así superaremos las distancias —entre generaciones, entre clases sociales, entre etnias y categorías de todo tipo— e incluso las guerras. Los jóvenes son siempre la esperanza de una nueva unidad para la humanidad fragmentada y dividida. Pero sólo si tienen memoria, sólo si escuchan los dramas y los sueños de sus mayores”.
Esperamos que esta peregrinación haya servido de lanzadera para la juventud en nuestra unidad pastoral, uniéndonos a las actividades propuestas por la delegación de pastoral juvenil y vocacional de nuestra diócesis, que siempre tiene la mano abierta para colaborar con nosotros.
El periodista y seminarista de nuestra diócesis Luis Sierra, relata así la experiencia vivida estos días, esperando al Papa:
“Qué maravilla de tiempo nos hace, un día más. Con esta brisa mañanera que resulta ser un placer cotidiano, más apreciado en verano. Y qué día más grande nos espera. Como tal, ¡hoy comienza la JMJ!
Nos reunimos a las 9 de la mañana en el Parque Palmela (Cascais, Portugal). Mucha música y una Palabra de Aliento abren nuestro apetito de Dios de un modo extraordinario. ¿Por qué la persona que tengo al lado canta así?, ¿quién le ha dicho al de delante que cierre los ojos cuando canta?, y eso que han leído, ¿por qué parece que me lo está diciendo a mí?
La labor que han hecho los que nos acompañan es inigualable. Como si pusieran voz y brazos a «un Dios que sigue despierto»(Blanco Vega). En especial, son nuestros obispos los que siembran Presencia sin esperar nada a cambio.
El arzobispo de Zaragoza lo puede decir más alto pero no más claro: “Hemos venido para llegar a Jesús a través de María”. Y es que ella está siendo la gran protagonista de esta Jornada Mundial de la Juventud. Su premura a la hora de levantarse y ponerse en camino nos inspira también en este momento de la mañana.
Una vez nos hemos movido un poco, nos dividimos por grupos para reflexionar. Cuatro «tinajas»: nuestra apertura a Dios, la relación con la Eucaristía, la dimensión de acogida como la de María y el tema del acompañamiento o dirección espiritual.
Nos trasladamos a Lisboa y eso es lo que más comentamos: la maravilla que supone ver tantos jóvenes juntos celebrando la Santa Misa en familia. Una pequeña familia de trescientas mil personas. El Cardenal Patriarca de Lisboa, Mons. Manuel Clemente, anima a los jóvenes a imitar a María, saludando a todos, uno a uno: «Aprendamos de María». Además, defiende la cultura del encuentro real frente a la virtualidad”
La Jornada Mundial de la Juventud, es siempre un acontecimiento renovador, un soplo de Espíritu para la Iglesia, necesitada de la alegría, la esperanza y el optimismo de los jóvenes cristianos. Dejemos que lo que nuestros jóvenes, algunos de ellos de nuestra Unidad pastoral, han experimentado estos días, contagie la vida de nuestras comunidades.
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EXPERIENCIA:
Tras la “resaca” emocional al volver a la realidad miro con algo de perspectiva lo ocurrido las pasadas semanas en Portugal, y solamente puedo reconocer lo grande que es Dios!
Hace ya unos días, 12 jóvenes de nuestro entorno, unidos al grupo de 500 zaragozanos nos dirigíamos hacia Lisboa, convocados por el papa Francisco para descubrir cómo la iglesia sigue siendo joven.
La primera semana de nuestra aventura portuguesa comenzó con la experiencia de la acogida en familias de la unidad pastoral de Gia (un pueblecito cercano a Coímbra), allí pudimos descubrir cómo los cristianos somos familia… Una gran familia, que no entiende de divisiones territoriales, me impresionó profundamente, como unas personas que no te conocen, son capaces de abrirte las puertas de su casa, y dejarte entrar hasta las profundidades de su vida. Con aquella comunidad celebramos la fe y la vida.
La segunda semana fue mucho más masiva… los números resultaban desbordantes, especialmente en el tren que nos transportaba desde Cascáis, donde teníamos nuestro campamento en las aulas de un colegio… hasta el centro de Lisboa. Cualquier momento era bueno para cantar, bailar y demostrar que los jóvenes vivimos la alegría por dentro y por fuera.
El colofón llegó con la llegada del Papa Francisco, sus palabras nos hablaban directas al corazón: “En la iglesia hay lugar para todos: ¡todos, todos, todos!” al escuchar estas palabras, sentía como Dios cuenta con cada uno de nosotros, con nuestras pequeñeces y flaquezas, con nuestras virtudes y alegrías…
Rezamos, el viacrucis, celebramos eucaristía, escuchamos las catequesis de nuestros pastores, dialogamos con personas distintas a nosotros… todo empapado de un ambiente de fiesta y gozo.
Terminamos nuestra experiencia con la noche de la vigilia y la misa con el Papa, 1 millón y medio de jóvenes durmiendo juntos en una explanada al raso, capitaneados por nuestro obispo D. Carlos (que tampoco hizo ascos al “cómodo” suelo), el ambiente era indescriptible…
En resumen, la semana pasada comenzó algo nuevo para los jóvenes de nuestra tierra, nos damos cuenta de que no estamos solos, Cristo Joven sigue llamándonos a comprometernos en nuestra realidad concreta, a caminar de la mano de otros jóvenes, ¡a seguir viviendo la fe con alegría! (Daniel Clemente)