Espíritu Santo, Iglesia, Papa Francisco, Sínodo

La Sinodalidad en 16 Frases del Papa

  1. La sinodalidad no es el un capítulo de un tratado de eclesiología, y menos aún una moda,  un eslogan o el nuevo término a utilizar o manipular en nuestras reuniones.
  2. La palabra “sínodo” contiene todo lo que necesitamos entender: “caminar juntos”.
  3. Este camino cuenta la historia en la que caminan juntas la Palabra de Dios y las personas.
  4. Una Iglesia sinodal es una Iglesia de la escucha, con la conciencia de que escuchar es más que oír.
  5. Pueblo fiel, colegio episcopal, obispo de Roma: uno en escucha de los otros; y todos en escucha del Espíritu Santo, el “Espíritu de Verdad”.
  6. Se trata de escuchar al Espíritu Santo, como encontramos en el libro del Apocalipsis: “El que tenga oídos…”
  7. Tener oídos, escuchar, es el primer compromiso. Se trata de escuchar la voz de Dios, de captar su presencia, de interceptar su paso y su soplo de vida.
  8. La Iglesia avanza, camina junta, es sinodal. Pero siempre es el Espíritu el gran protagonista de la Iglesia.
  9. Si no está el Espíritu, será un parlamento diocesano, pero no un Sínodo.
  10. Estamos haciendo un camino de escucha mutua y de escucha del Espíritu Santo.
  11. Escuchad al Espíritu Santo escuchándoos a vosotros mismos. No dejéis nadie por fuera o detrás.
  12. Las soluciones deben buscarse dando la palabra a Dios, y a sus voces en medio de nosotros.; rezando y abriendo los ojos a todo lo que nos rodea; viviendo una vida fiel al Evangelio.
  13. No tengáis miedo de entrar en diálogo y dejarnos impactar por el diálogo.
  14. El buen pastor tiene que moverse delante para guiar, en medio para caminar y detrás porque el pueblo tiene también “instinto”. Tienen un instinto para encontrar nuevos caminos hacia adelante, o para encontrar el camino perdido.
  15. El sensus fidei capacita a todos en la dignidad de la función profética de Jesucristo, para que puedan discernir cuáles son los caminos del Evangelio en el presente.
  16. No puede haber sensus fidei sin participación en la vida de la Iglesia, que no sólo es activismo católico, si no ese “sentimiento” que se alimenta de los “sentimientos de Cristo».

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