Tras acabar el trabajo del sínodo en la fase diocesana, el Equipo Sinodal de nuestra diócesis de Zaragoza hizo la síntesis de todo lo aportado en nuestros grupos sinodales, y se mandó a la Conferencia Episcopal Española, donde se hizo la síntesis de toda España y se mandó a Roma en día 11 de junio.
La síntesis diocesana, igual que la española, tiene cosas muy interesantes. Una de las preguntas sobre la que se hizo esta síntesis era: ¿Qué nos dice el Espíritu, tras la fase diocesana?
Lo recogido en nuestra diócesis dice:
- Tener actitudes de escucha y de humildad ante los errores cometidos, pero también ilusión y esperanza. Esperanza ante la novedad que trae el sínodo de caminar juntos para ponernos al día y renovarnos
- Ser eclesialmente más Pueblo de Dios que pide ser escuchado, con un mayor diálogo entre sacerdotes, consagrados y consagradas y laicado. Y a la vez, sentir la necesidad de conversión sinodal, cambio y renovación en cada uno de los bautizados, en nuestras parroquias y comunidades y en toda la Iglesia diocesana y universal.
- La actual situación social nos plantea la necesidad de ser más valientes y audaces en el primer anuncio y utilizar nuevos lenguajes y métodos para transmitir el mensaje esencial del evangelio a las nuevas generaciones, en particular a las personas ausentes y alejadas de la iglesia, como señala Francisco. Se nos llama a caminar juntos hacia una Iglesia donde se viva de verdad la comunión y la participación de todos los bautizados y que sea capaz de integrar las distintas sensibilidades que hay en el Pueblo de Dios.
- Una reflexión sobre la estructura de la Iglesia y el papel sinodal de la Jerarquía. Una Iglesia más Pueblo de Dios y, por tanto, menos piramidal, más participativa y horizontal, en la que caminen juntos papa, obispos, sacerdotes, consagrados y consagradas y laicado.
- La necesidad de caminar hacia una reforma-revitalización de la liturgia, uniéndola más a la vida, siendo central en la comunidad la eucaristía dominical.
- Una mayor cercanía a la realidad, a los problemas de la gente y de la sociedad, teniendo como prioridad a las personas y a los más pobres y necesitados.
- Sentido de pertenencia a ella. Y para ello habrá que nutrir de base formativa sinodal, de manera integral, actualizada y permanente a sacerdotes, consagrados y consagradas y laicado.
- Para una conversión sinodal a todos los niveles, hemos sentido la necesidad de una mayor vivencia de la oración, de la eucaristía y de los sacramentos a nivel personal y comunitario.