Sacramento

El Sacramento del Perdón

Existe, además de la penitencia interior (o sea, además de la conversión del corazón a Dios), una penitencia exterior, que expresa la anterior mediante signos visibles y obras de caridad. Si el pecado implica romper la comunión con Dios y con los hermanos, la conversión comprende el perdón de Dios y la reconciliación con la Iglesia, con los hermanos. Es lo que expresa y realiza el sacramento de la penitencia, que por ello se llama también sacramento de la reconciliación y celebración del perdón. Junto con la unción de los enfermos, la penitencia pertenece a los llamados sacramentos de curación.

La Palabra nos revela la grandeza del amor de Dios “que entregó a su Hijo unigénito” (Jn 3,16) para liberarnos del pecado y ofrecernos una vida nueva. El mismo Espíritu que Cristo nos da en la Pascua pone también en nuestro corazón la gracia del arrepentimiento para que nos preguntemos: “¿Qué hemos de hacer, hermanos?” (Hechos 2,37).

El perdón de los pecados se verifica sacramentalmente por medio de la “absolución” del sacerdote, servidor de la Iglesia, a la que Jesucristo confió el ministerio de la reconciliación.

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