Cuaresma

Evangelios de los Domingos de Cuaresma

En los dos primeros leemos los mismos pasajes evangélicos según el evangelista de turno: la escena de las tentaciones y la de la transfiguración de Jesús. Las tentaciones nos recuerdan que Jesús tuvo que luchar contra el mal que, para Él, era la posibilidad de ser un Mesías bien alimentado, poderoso y admirado. Él se negó porque el camino de Dios no era éste, sino el del amor fiel y entregado. Y nos invita a actuar como Él. La transfiguración nos lleva a mirar hacia su muerte en la cruz. Y nos invita a creer contra todos los criterios humanos que éste es un camino luminoso, el camino de la vida.

Cada uno de los tres domingos siguientes del ciclo A, el de este año,  leemos los tres evangelios tradicionales de la catequesis bautismal: el de la samaritana, el del ciego de nacimiento y el de la resurrección de Lázaro, que nos presentan a Jesús como Agua que da vida, como Luz que ilumina y como Resurrección para los que creen en Él. Podemos considerar el domingo de Ramos como el sexto de Cuaresma. Ese día, nuestra mirada se fija en Jesús que comienza su camino definitivo, y lo aclamamos reconociéndolo como nuestro Señor y nuestro Guía. Después, en la eucaristía contemplaremos su Pasión.

Durante la Cuaresma es bueno ponerse a pensar qué vamos haciendo para vivir más intensa e ilusionadamente la próxima Pascua, o sea, el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Jesús: ¿vamos practicando la caridad? ¿nos vamos parando a rezar? ¿vamos practicando el ayuno? Aprovechemos este tiempo de gracia.

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