Algunos de vosotros nos habéis hecho llegar, con mucho dolor, los comentarios malintencionados y maliciosos, que aparecen por algunos “medios de comunicación”, queriendo hacer creer que la Iglesia, en este tiempo de pandemia, permanece ajena a los problemas que verdaderamente importan, y que se dedica a sus oraciones y a mirarse a sí misma. Nada más lejos de la realidad.
La Iglesia está en primera fila, como siempre, silenciosa, pero dejándose la piel. Que no aparezca en los medios no significa que no hace nada, sino que, donde ella llega, los medios no se atreven a ir. La acción social de la Iglesia sigue ayudando a los más necesitados, esos que parece que no existen y que tienen que comer todos los días. Esos que sienten la soledad, el abandono, la ausencia de sus seres queridos… y ahí está la Iglesia en los sacerdotes, en los religiosos y religiosas, en los seglares comprometidos, en los que, silenciosamente y por amor a Cristo, siguen acompañando a los vecinos, amigos, familiares, solos… con su llamada, su recuerdo y su oración.
Cáritas, que es la Iglesia, desde el primer día de confinamiento, cambió sus protocolos, su forma de trabajar, para adaptarse a la realidad sanitaria del momento, y sigue atendiendo a través del teléfono, de las citas previas, presenciales… a aquellos que los necesitan. Pero no hace ruido. Simplemente nos pide nuestra colaboración, porque sigue dando de comer y ayudando en las necesidades primarias a muchos pobres “invisibles” de nuestra sociedad.
También en nuestro pueblo, a través de Cáritas y de las Conferencias de San Vicente de Paul, pueden cubrir sus necesidades básicas (comida, higiene…) muchos necesitados de nuestro pueblo.
Además de rezar y celebrar nuestra fe, que es lo prioritario, la Iglesia hace vida su oración y su celebración con el compromiso con los más pobres. Pero eso no sale, ni queremos que salga, en los “medios de comunicación”, “que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha”, dice Jesús en el Evangelio, y sabía muy bien por qué lo decía.
Estas imágenes muestran uno de los momentos del proceso de entrega de alimentos en Ejea, desde la Parroquia, a las personas necesitadas: