Recordemos que este tiempo de descanso es un tiempo propicio para experiencias personales y familiares, un tiempo para entrar dentro de nosotros mismos… sin prisas. Dejar crecer y acoger el deseo de estar a solas “con quien sabemos nos ama”, el Espíritu nos dota cada PENTECOSTÉS de sus dones, y ahora es tiempo de…
– detener mis pasos, serenar el ritmo acelerado de mi vida, y contemplar todo lo que Dios me ha dado, SERENAMENTE
– callar un momento, silenciar el torbellino de ideas y sentimientos para estar ante Él con todos mis sentidos, ATENTAMENTE
– romper todas las murallas que se alzan en torno a mí, y dejarle entrar a cualquier hora, TRANQUILAMENTE
– vaciar mi casa y despojarme de todo lo que se me ha apegado para ofrecerle alojamiento DIGNAMEMTE
– estar sólo con Él, llenarme de su Espíritu y querer, para marchar luego al encuentro de todo ALEGREMENTE
– sentir su aliento dándome paz, vida y sentido, para vivir este momento con Él, POSITIVAMENTE